jueves, 20 de febrero de 2025

cerezas

Me llevo una cereza a la boca
roza mis labios, la cubro
de calor y saliva
me quedo con la ramita entre los dedos
la quiebro al diome
miro el reloj
y juro en voz alta
sin dejar de mirarte
que lucharía contra todos los rayos
por seis minutos más
de tacto ininterrumpido

mientras saboreo pienso que la fruta
fue ayer tu espalda
una gran pampa que podía transitar
siendo bárbara o civilizada
que recorrí siendo las dos
que usé como escudo para dormir
un escudo amplio
pero liviano
que no me costó cargar

vos mirás las figuras que dibuja
el humo sobre nuestras cabezas
notamos cómo la lluvia se asoma
por debajo de la puerta
decís que hasta ella quiere entrar
y ser testigo
de cómo funcionan los imanes de las pieles
yo remato con un perfecto triple al vaso
el carozo contra el vidrio suena
como una campanada
los dos sonreímos:
en esta iglesia no existen las cruces.

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