lunes, 3 de noviembre de 2025

esta primavera.

   A lo lejos se escucha el viento, pienso qué estará moviendo, qué traerá a mis pies mañana, pienso en vos, pienso en qué estarás pensando, pienso en la luna, en una historia de piratas, pienso en una historia de amor, pienso en que hice llorar a alguien de hermosura -no sabía que podía hacer eso, no sabía tantas cosas hasta ayer- pienso en los pájaros pienso en la música atravesando mi vida como una vena de pies a cabeza pienso en la sensibilidad en la capacidad de escuchar en el ojo entrenado para ver la belleza pienso en la escritura como un don pienso en que a veces no tengo otra opción más que escribir pienso en los sentimientos que se ganan y que se pierden, pienso en los sentimientos que se recuperan, pienso en cuán poderoso puede ser verse a través de los ojos de alguien más, pienso en que el otro ve en mí algo que yo no, que yo veo en el otro algo que él no y que eso lo hace grande, magnífico, maravilloso. Pienso en que hay ciertas cosas que están predestinadas y que se intuyen y que si se sienten bien es una buena señal pienso que hay que seguir las señales pienso  que a veces sólo se necesita valor pienso  que otra forma es posible, pienso que vivir a través de la fantasía me protege más de lo que me lastima, pienso  que no cambiaría ese rasgo aunque pudiera, pienso en lo azul, pienso en lo verde, pienso en esos dos colores juntos en mis ojos para siempre, pienso en  abrir la ventana del futuro y ver este paisaje, esta calma, esta primavera.


ceniza.

    una voz de ceniza duerme conmigo la llamo mi amor especial un golpe de suerte cosas que suceden pocas veces en la vida una fantasía: ese honor mi nombre escrito con su letra: ese regalo una conversación que nunca termina: ese placer. no nos bañaremos dos veces en el mismo río, son distintas las vertientes que hoy nos llegan, pero es la misma la fe la electricidad el misterio. El que esté libre de pecado, No hay nada fuera del texto, Es un mérito pero se paga caro. lo que nos ofrece este juego sigue sin alcanzarnos, sigue siendo frío e injusto: ni un abrazo culposo, ni una siesta entre lágrimas secas. Somos lo que Olga le escribió a Julio en el invierno del 63: invulnerables a los ácidos de cualquier distancia.
   decime si está mal que hablemos debajo de las sábanas, ya sé que pudiste ver lo que escribí, ya sé que puedo volver a vos siempre que quiera, que vas a tomar mi mano y ayudarme a cruzar, a nombrar, a crecer; quisiera verte en la ruta, en el campo húmedo de mi adolescencia, dentro de un auto. quisiera verte de madrugada, en una calle con luces tibias, quisiera esconderme con vos dentro de un teatro, subirnos a un tren que nos deje en el mar, besarnos en las esquinas de una escalera larguísima. podés estar tranquilo: todo lo que te hizo poderoso late todavía debajo de tu piel.